8 Maneras de aplicar
Pedagogía Waldorf en casa
(1) Juego libre, juguetes naturales y arquetípicos
Permitir que el niño pueda jugar de forma libre en casa con juguetes no muy definidos.
Cuanto menos definido y más arquetípico sea el juguete, más espacio hay para la imaginación y el juego creativo del pequeño.
Por eso, en una familia Waldorf es habitual que encuentres un rincón de la casa con cestas en las que habrá bloques de madera naturales, conchas, piñas, piedras, sedas, cintas, animalitos de madera o de punto,…
(2) Jugar al aire libre, cuanto más mejor
En una escuela Waldorf se considera que jugar en un jardín, al aire libre, es casi un derecho de los niños. Que tengan opción de subirse a los árboles, recoger flores u hojas, jugar con piedras, cavar agujeros en la arena, jugar con agua,…
Es a través del movimiento que el niño se conecta consigo mismo y con su entorno. Además, jugar en la naturaleza permite que el niño vivencie de forma más intensa y completa el ritmo de las estaciones.
(3) Aparca la televisión y los entretenimientos de pantalla tanto como sea posible
La mayoría de padres solemos ir con cuidado con lo que ven nuestros hijos en la tele. Menos mal, aunque he de decir que en nuestro caso prácticamente no vemos la tele.
Y es que, que vean dibujos animados, o una película infantil, no es el verdadero problema. No es tanto el contenido pero sobre todo es lo que supone estar mirando la tele.
(4) La importancia del ritmo en la familia
Vivimos rodeados de los ritmos de la naturaleza (día y noche, fases lunares, estaciones, las mareas…). Nuestro cuerpo está lleno de ritmos (corazón, respiración, el ciclo de la fertilidad femenino, ritmos circadianos del metabolismo).
Sin embargo nuestro ritmo de vida occidental nos ha alejado de los ritmos de la naturaleza, lo que nos ha desconectado a muchos de los mensajes y los ritmos de nuestros propios cuerpos, y por tanto hemos olvidado la importancia del ritmo en la vida diaria.
(5) En la mesa, siempre una vela encendida
Comer todos juntos, alrededor de la mesa, con una vela encendida.
Esto es algo que hemos incorporado a nuestro día a día y nos gusta mucho.
El ritual de encender la vela nos sirve para centrarnos en ese momento de encuentro, de comunicación, de nutrición afectiva y familiar, que además viene de la mano del alimento.
(6) Canciones, juegos de falda y rimas de dedos
Las canciones infantiles y los juegos de dedos y de falda tienen un gran valor en el Jardín de Infancia Waldorf, pues aportan muchos de los ingredientes que consideran importantes como ritmo, sonidos y movimiento, conectando cuerpo, corazón y mente.
Tamara Chubarobvsky, logopeda holística Waldorf, que hace una labor muy buena de dar a conocer canciones, rimas y juegos de dedos que pueden favorecer el desarrollo de una infancia sana.
(7) Preparar con tiempo y celebrar las festividades
Esto es el algo que también ofrece consistencia y ritmo en el día a día, así como una manera de conectar con la cultura, la tradición y el patrimonio de nuestra comunidad.
En realidad los preparativos de la fiesta son casi más importantes que la fiesta en sí.
Antes de una festividad como puede ser Navidad, de lo que se trata es de ir ofreciendo cada día al niño una gotita, para que vaya procesando, entendiendo e interiorizando lo que va a pasar.
(8) Que los niños participen en las tareas domésticas
Esto es muy importante para fomentar su autonomía, y además permite que los niños trabajen con sus manos, lo que acaba desarrollando la motricidad y la inteligencia.
Tareas domésticas como barrer el suelo, limpiar la mesa, o las ventanas, coser, tejer, preparar la comida,…
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